Podemos apreciar dos puntos interesantes de la película:
- El comportamiento humano
- La formación del Estado
Vemos que un grupo de niños al verse obligados a sobrevivir en condiciones inhóspitas, a condiciones a las cuales por mucho no estaban acostumbrados adquieren una madurez casi inmediata para poder sortear las dificultades de la nueva vida que se les presenta.
Al establecer nuevas reglas de convivencia uno de los dos grupos que se forman no está de acuerdo con ellas. La codicia y la ambición de poder vienen a probar una vez más aquella teoría aristotélica del ser político por naturaleza, lo cual no está constreñido únicamente al ser humano en su etapa adulta , además de reforzarse con la postura filosófica acerca de la naturaleza del ser humano que Hobbes desarrolla en el Leviatán, en donde el hombre es catalogado como su propio destructor (el hombre es el lobo del hombre), según esta teoría, el hombre, en el estado de naturaleza, se la pasa peleando con el mismo hombre con el afán de satisfacer sus necesidades no importando pasar por encima de sus semejantes; el hombre es egoísta por naturaleza, pero la incertidumbre a lo desconocido los orilla a vivir en convivencia social como una medida de protección. Así, vemos que en el Señor de las Moscas los niños saben que es mejor juntos que separados, saben que la sociedad les ayudará a enfrentar de mejor manera lo desconocido, los embates de la propia naturaleza. Pero la ancia de poder aparece en el líder del grupo que será el disidente, el cuál se vale de agresiones extremadamente violentas, inclusive del aesinato para lograr su objetivo.
¿Niños de entre los seis y diez años robándose?, ¿asesinando? ¿actuando como adultos desprovistos del mínimo respeto a la vida y a las reglas producto del consenso? ¿Qué significa?. Tal vez lo que pretende la película es mostrarnos hasta que punto somos capaces los seres humanos de perder todo lo ganado al través de los siglos y de la evolución misma del ser humano por la codicia, por la ambición; que sólo hace falta que nos vuelvan al estado de naturaleza que menciona Hobbes y repetiremos todas las atrocidades que se cometieron en al pasado por la lucha por el poder; aún se siguen cometiendo aunque de manera sofisticada. Será tal vez una reflexión obligada a repensar en los valores que se le inculcan a los niños, en que es obligación de los adultos inculcar la solidaridad entre el género humano y demás seres inclusive. Lo cierto es que cuando las pasiones sobrepasan; cuando la codicia es mayor al respeto por los demás somos capaces de todo para saciarlas.
La formación del Estado.
Este punto será reflexionado desde la perspectiva de la teoría de las formas de gobierno y desde la formación de sistemas de creencias.
Sabemos que en las tipologías de las formas de gobierno existen el gobierno de uno, el de unos cuantos y el de muchos, además de su forma pervertida o descompuesta de cada una. A decir, a la monarquía la descompone la tiranía, a la aristocracia la oligarquía y finalmente a la democracia la oclocracia. En términos muy generales podemos hacer una primera clasificación de estas formas de gobierno atendiendo a lo buena o mala que puede ser la manera de gobernar, es decir, cuando el gobierno de uno, pocos o de la mayoría ejerzan el poder en favor del interés de la población, o al menos de la mayoría, serán rectas, pero si lo hacen atendiendo intereses particulares o personales serán desviadas; serán malas.
Ya posicionados en la isla los niños tienen que decidir la manera de organizarse, lo cual lo hacen de manera democrática, es decir, por medio de una asamblea y designando al líder mediante el consenso; éste propone las reglas ante la asamblea y escucha propuestas las cuales son sometidas a la consideración de todos los miembros; se divide el trabajo y se establece como fin de la organización (Estatal) el bien común, es decir, en virtud de que los esfuerzos conjuntos se encaminan en la posibilidad de ser rescatados. Una vez definida la organización (Estatal) y la división de las funciones la situación empeora cuando uno está en desacuerdo y empieza a generar un grupo disidente para boicotear el gobierno y asumir el gobierno de manera tiránica. Así, apreciamos que de una democracia se pasa a su forma degenerada que es la oclocracia ya que por medio del discurso demagógico se convence a algunos miembros de la organización hasta dejar sólo a dos de un sólo bando. Se llega finalmente a la tiranía, ya que uno sólo de los niños empieza a gobernar a su antojo, imponiendo sus condiciones y sancionando fuertemente a aquellos niños que no cumplan las reglas arbitrareas.
Se aprecia que para que el tirano pueda garantizar su gobierno se ve en la necesidad de generar una sistema de verdad, una realidad objetivada a través de la conformación de un mito, de un ser superior el cual es denominado el Señor de las Moscas, el líder da certeza de lo desconocido por medio del totem del señor de las Moscas y los convierte en el protector de todos los niños excepto de dos de ellos. Al ver el nuevo líder que el anterior niño que había asumido el gobierno mediante el consenso no se une, y que además es un claro peligro para su gobierno tiránico, decide atacarlo para matarlo y así terminar con la amenaza. Envestido de la verdad que le apareja la nueva religión que crea al Señor de las Moscas, el tirano asusa a los demás niños a darle persecución y muerte al disidente...
Así pues, tenemos que este precario Estado se forja mediante la imposición de la fuerza y se mantiene mediante la inclusión de un mito supranatural y poderoso que es el del Señor de las Moscas por parte del tirano, mito que se mantiene a través de ceremonias ritualistas y que finalmente dan certeza a los miembros del clan.